lunes, 24 de octubre de 2011

Llueve

El otoño ha llegado y con él las primeras lluvias. Me encanta escuchar su sonido, mientras duermo, acurrucada, me gusta el impacto que producen las dulces gotas en la tierra, el olor ha mojado, el fesquito que inunda mis huesos. Me gusta ... el cielo azul, oscuro, esperando su momento para desprenderse de un agua fina que acaricia los árboles, la sensación de que una nueva estación llega ... y con ella el paso del tiempo ... un tiempo tan nuestro y tan eterno ... llueve ... sonrío ...


Y lo mejor de todo viene al final, cuando cielo y tierra se unen y se dibuja en lo más alto un arco de colores. Espectacular, mágico y así,  la naturaleza en todo su esplendor descansa ... bajo un cielo despejado ...



 Dejo unas estrofas de un poema de Lorca que me encanta:



La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.

Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.

La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.

Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.

. . .

Federico García Lorca




¡Sed felices!

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